Análisis

La marca como llave hacia nuevas categorías

El último foro de Davos, celebrado el pasado enero, se preguntaba si, tras un período de “policrisis”, el mundo ha entrado en una era de crisis permanente o si 2024 puede alumbrar una etapa de recuperación. Actualmente, pocos se atreven a dar respuesta. Tras el estallido de la pandemia en 2020, los acontecimientos se han precipitado hasta configurar un escenario inestable y complejo.

La incertidumbre invita a caer el en conservadurismo. Lo demuestra el último informe de Best Global Brands, publicado por Interbrand en noviembre de 2023: la velocidad del crecimiento de las cien marcas más valiosas del mundo se ha ralentizado en el último año. Mientras que en 2022 su valor agregado se incrementó en un 16%, en 2023 frenó hasta un 6%, debido a una toma de posiciones más prudente, que impulsa la protección del core business y frena otras acciones más audaces.

En el caso de las primeras treinta marcas españolas, este informe confirma que su valor ha aumentado un 10% desde 2021, hasta los 55.873 millones de euros. Recuperan lo perdido durante la pandemia y superan en un 0,5% el valor total de 2019. No obstante, podría haberse esperado una recuperación más intensa. Tal y como ocurrió en 2008, el escenario de inquietud económica global parece anticipar también un estancamiento de las marcas españolas.

Pese a todo, su larga historia certifica una naturaleza resistente y transformadora. Sólo en los últimos años, de la mano de alianzas, inversión y una visión clara de futuro, en nuestro país han sido las marcas legado las que han liderado una necesidad tan vital como la digitalización. Prueba de ello es que, por ejemplo, Telefónica se ha posicionado como líder en la gestión de la conectividad IoT, según Kaleido Intelligence; o que Google está licenciando a Santander su software Gravity, una plataforma que facilita la transición del core bancario del mainframe a la nube.

Tras la práctica desaparición de las barreras de entrada impulsada por la revolución tecnológica y digital, un número creciente de marcas globales se ha desprendido de los corsés propios de sus industrias y se ha aventurado hacia nuevas categorías, revolucionando así los estándares sobre la competencia que regían hasta hace no tanto. ¿Quién hubiera apostado a que una marca de ropa deportiva, como Nike, entraría de lleno el ámbito del bienestar con Nike Well Collective? ¿Quién hubiera dicho que Apple se iba a convertir en una de las mayores amenazas para los bancos tradicionales?

Según los análisis de Interbrand, estas compañías, capaces de desplegarse exitosamente ante nuevos espacios y audiencias, coinciden en un aspecto fundamental: su marca juega un rol sobresaliente en la elección del consumidor, por encima de otras variables como el precio, las características del producto, etc.

En otras palabras, su Papel de Marca destaca frente a la media, construyendo lo que en la actualidad es una ventaja competitiva formidable, basada en el valor especial que los clientes atribuyen a la marca en sí misma.

La marca como ventaja competitiva

¿Cómo conseguir que la marca sea la principal razón por la que los clientes nos eligen? Es decir, ¿cómo aumentar el Papel de Marca? Con los aprendizajes obtenidos tras medio siglo de trayectoria, Interbrand ha elaborado un marco de gestión con cinco imperativos que respaldan a cualquier marca “maestra” que aspire a incrementar la afinidad con sus consumidores y, en consecuencia, obtener ese “permiso” para crecer en nuevos espacios competitivos:

La marca necesita un conjunto sólido de activos sensoriales flexibles y diferenciales que promueven su reconocimiento y capacidad para viajar cómodamente a nuevos ámbitos competitivos.

La marca es un activo que se debe reconocer y gestionar garantizando que las operaciones, la gobernanza y la medición del negocio contribuya a la realización de su ambición y propósito.

Las marcas fuertes cumplen las expectativas de los consumidores, pero las grandes las cambian y crean una nueva normalidad, disparando su relevancia. Para ello, integran mejor la marca en su experiencia, impulsando el impacto y la diferenciación en momentos clave del customer journey.

Las marcas tienen la oportunidad de integrar la tecnología en su lenguaje y ADN mientras utilizan las últimas herramientas, como la inteligencia artificial, para ir un paso más allá en la personalización de sus productos, servicios y experiencias.

Si las empresas son hoy el tipo de institución en la que más se confía, las marcas son las narrativas más poderosas del mundo. Y un mayor poder conlleva una mayor responsabilidad. Actualmente, una marca no puede limitarse a seguir las normas, sino que debe liderar los estándares e influir en el espíritu cultural.

Al avanzar según estos cinco imperativos, una marca se convierte en un constructo social con el que los ciudadanos pueden establecer una relación individual estética, funcional, emocional e incluso moral. Como resultado, logra convertirse en un icono más allá de sus negocios originales, aumentando su papel en la vida de las personas.

Las recompensas económicas de este marco de gestión son considerables y ofrecen dos tipos de resultados aparentemente opuestos.

  • Al potenciar el Papel de Marca como motor de elección, las organizaciones construyen un monopolio temporal, aumentando la resistencia de los ingresos y elevando la rentabilidad y atracción de capital. La marca se convierte en la defensa competitiva más importante e inimitable.
  • Pero también funciona como una herramienta de ataque que permite a las organizaciones explorar nuevas fuentes de beneficios sin dejar de proteger su principal valor: las relaciones con sus clientes. Una estrategia eficaz de expansión hacia nuevos espacios debe sentirse como natural, porque se basa en una excelente comprensión de las motivaciones de los consumidores.

En definitiva, hoy más que nunca, estamos seguros de que la marca es el punto de partida más importante con el que cuenta un negocio, ahora y en el futuro, para construir ventajas competitivas, un abanico de elementos defensivos y ofensivos que permiten proteger los ingresos y expandirse más allá. La clave, como siempre, está en el consumidor.

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