Todos hemos escuchado la frase “culture eats strategy for breakfast”. Si bien la cultura se suele malinterpretar como un componente soft de los negocios que pertenece al área de recursos humanos, en realidad es uno de los impulsores más importantes de una compañía para que un proceso como una fusión tenga éxito a largo plazo.

Una de las claves que nos demuestra nuestra experiencia es que las grandes marcas se construyen desde dentro. Durante una transición, lo más importante para una organización es alinear la marca, la gente y la cultura con la visión del nuevo negocio. La marca es el hilo conductor que conecta a los empleados con los clientes y lo único que la diferenciará con el paso del tiempo.

Sólo cuando los empleados de la compañía sepan qué lugar ocupan, cuál es su papel y qué representan, podrán nutrir, evolucionar, reforzar y dar vida a la marca y al negocio.